En una mañana de otoño, una zorra
decidió descansar a la sombra de unas vides repletas de uvas.
Al cabo de un rato, la zorra abrió los
ojos y vio unos hermosos racimos de uvas maduras.
Deseosa de comer la fruta, la zorra se
levantó y se propuso recoger algunas uvas. Pero los racimos estaban mucho más
altos de lo que ella imaginaba…
La zorra empezó a saltar y a saltar pero
sus dedos no conseguían alcanzarlas. La uvas parecían estar cada vez más altas
y lejanas. Cansada y frustrada, la zorra
decidió desistir.
De pronto se dio cuenta de que un pájaro lo había visto todo.
Creyendo que había hecho el ridículo, la
zorra dijo al pájaro:
He desistido de alcanzar las uvas porque
estaban verde
¡Y
no son alimento para un paladar tan refinado como el mío!
Y así fue como la zorra siguió su camino, habiéndole
hecho caer al pájaro que no alcanzó las uvas porque estaban verdes y no por su
falta de esfuerzos.
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LA ZORRA Y LAS UVAS
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